Ya no existe el orden de las cosas, ahora hay superhéroes tirados por el suelo y piececitas de pinypon esparcidas por los lugares más insospechados de la casa.
Ya no existe la calma porque si el silencio es prolongado algo puede estar tramándose entre seres diminutos que ahora dominan mi hogar. Escondidos detrás de una cortina , metidos en un armario o vagando sin rumbo por las habitaciones han alterado mi antigua forma de vivir.
Ya no existe la comodidad, ahora soy capaz de quedarme en una postura imposible porque alguno se ha dormido sobre mí, esperar a que coja sueño profundo para acostarlo y así, descansar unas pocas horas antes de volver a empezar. O ser capaz de compartir cama no sé ni cómo, con cuatro personas más.
Ya no existe la soledad porque siempre siento su presencia.
Ya no existe la coherencia porque a pesar de que detesto que corran por la casa, se oigan juguetes o sus carcajadas incontrolables cuando estoy durmiendo al bebé, me hace muy feliz sentirlos libres, escucharlos compartir, y palpar esa complicidad que los une.
Ya no existe la independencia porque cada noche siento la necesidad de besarles y decirles que les quiero, de tocarles el pelo y escucharlos hablar.
Ya no existe el miedo a cosas banales, ahora hay que enfrentarse a dibujos animados o canciones de moda, hay lucha de pures o biberones. Ahora la vida se ve desde otra perspectiva, no es lo mismo ser un coche rojo que un coche azul, hacer la voltereta bien o mal. No es lo mismo ir a un parque que a otro.
Ya no existen las ideas fijas porque hoy pienso algo y mañana derrumban mi teoría. Con ellos se aprende que cada uno tiene su momento para progresar, son el ejemplo de sencillez y pureza.
Hay días que no puedo casi abrir los ojos cuando suena el despertador o cuando siento una presencia frente a mí que me observa esperando el desayuno. Ya no existen largas mañanas de sueño ni remoloneos en la cama de cinco interminables minutos. No hay una ducha que se saboree con gusto. No puedo ir al baño sin que nadie entre inesperadamente o concentrarme si unas manos gorditas se apoyan en mis rodillas. Se acabó un almuerzo tranquilo sin mediar entre lo que hay en el plato y la negación rotunda de un ¡No me gusta! Hay tantos cambios en tan poco tiempo que a veces pienso en salir a comprar y no regresar. Irme a una isla desierta y despertar con el sonido del mar, con la brisa de la mañana bailando con mi pelo, el sol brillando y el océano en quietud, porque a veces anhelo el orden, la calma, el descanso, la soledad y la independencia. Pero sé, que cuando estuviera tomando el sol me faltaría levantar la cabeza cien veces para comprobar que todo esta en orden. Me faltaría una toalla llena de arena, un bebé cruzándose por encima, un niño pidiendo un castillo y una niña deseando que alguien observe su baile acuático. Me faltaría alguien que celebre con alegría que me meto en el agua, alguien que me salpique mientras entro con cuidado a darme un baño, me faltarían bártulos y brazos para llevarlo todo. Me faltarían abrazos de cuerpos empapados y sonrisas llenas de arena. Me faltarían ellos, y la verdad, es que ya no sé si sabría volver atrás, no sé si podría vivir como antes ya habiéndolos conocido. Esos seres diminutos que han alterado mi vida me han devuelto la inocencia olvidada en el camino, me hacen vivir el instante como lo que es, el presente como el ahora, sin dibujar un futuro hecho de imaginación. Esos pequeños seres han hecho que dejen de existir las cosas que no tienen importancia, me han hecho amar incondicionalmente.
Ya no existen muchas cosas de mi antigua vida, pero quizás la realidad es que nunca existieron, que simplemente idealicé aquello que creí perder con la nueva condición de mamá.
Ya no existe lo de antes, existe lo de ahora.
Me gustó este artículo realista sobre ser madre, mujer, supermamá…
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Me alegro que te gustara.
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Gracias Ana!
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una buena reflexion. Es una nueva etapa, existen cosas nuevas distintas de las de antes. Se gana, y mucho
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Si se ganas muchas cosas! gracias
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Lo cierto es que nuestras vidas dan un giro total cuando somos madres y aunque vayamos pasando por etapas y crezcan. Algo nos cambia nuestra visión del mundo para siempre y tenemos la certeza que a pesar de haber dejado atrás algunas cosas la maternidad e una de las mejores cosas que nos regala la vida, sino la mejor!! Me ha encantado tu post transmite el ritmo trepidante de los primeros años de los niños!!
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Gracias 😀
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Dices verdades como puños!!!!
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Ese es el ciclo de la vida, hay cosas que desaparecen pero en cambio aparecen otras cosas nuevas también muy gratificantes ☺️
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La verdad es que lo cambian todo, el estilo de vida, las prioridades, el tipo de viaje que vas a hacer en vacaciones o si habrá viaje, lo que vas a hacer de comer y la ropa que te vas a poner… Son un caos precioso que llega para poner todo patas arriba.
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Un caos precioso ¡me encanta!
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